Cada 16 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994. La fecha recuerda la firma del Protocolo de Montreal en 1987, un acuerdo histórico que estableció compromisos globales para reducir y eliminar las sustancias que dañan este escudo natural que protege la vida en la Tierra.
La capa de ozono cumple un rol esencial al filtrar los rayos ultravioleta del sol, evitando daños graves a la salud humana, como cáncer de piel y cataratas, y preservando al mismo tiempo ecosistemas terrestres y marinos. Su deterioro, provocado principalmente por el uso de clorofluorocarbonos (CFC) y otras sustancias químicas industriales, despertó la alarma internacional hace ya más de tres décadas.
Gracias a la cooperación mundial, los niveles de ozono muestran signos de recuperación, lo que representa uno de los mayores éxitos ambientales alcanzados hasta el momento. Según la ONU, de mantenerse las medidas vigentes, la capa podría volver a sus niveles naturales hacia mediados de este siglo, lo que confirma la eficacia de la acción conjunta frente a problemas ambientales globales.
En la actualidad, la conmemoración de esta jornada busca reforzar el compromiso de los Estados y la ciudadanía con la protección del medioambiente. Al mismo tiempo, es una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de transitar hacia modelos de producción y consumo sostenibles, que eviten nuevos riesgos para el equilibrio del planeta.
