Hoy, 12 de septiembre, se celebra el Día de la Industria Naval en Argentina, fecha que recuerda un hito clave en el desarrollo productivo y estratégico del país. En 1961, el presidente Arturo Frondizi firmó el Decreto Nº 7.992, iniciativa conocida como el Plan Esteverena, cuyo propósito fue renovar y expandir la flota mercante nacional, con la construcción de unas 37 embarcaciones en el plazo de una década. Al año siguiente, 1962, el Poder Ejecutivo determinó que cada 12 de septiembre se conmemore esta industria como un sector esencial para el Estado y para la economía nacional.
El sector naval argentino ha sido históricamente un motor de integración territorial y desarrollo industrial. No solo influye en el transporte marítimo y de cabotaje, sino también en la pesca, el comercio exterior, la defensa y la logística en general. Hoy, los astilleros, talleres, proveedores y trabajadores de cadenas productivas vinculadas al acero, la soldadura, la ingeniería naval y la maquinaria pesada son parte fundamental de esta industria.
Pero también hay desafíos vigentes: uno de los principales es la necesidad de modernizar infraestructura, incorporar nuevas tecnologías, y adecuarse a estándares internacionales de eficiencia y sustentabilidad. Además, los costos logísticos, los desequilibrios cambiarios y la competencia extranjera plantean obstáculos serios para mantener la competitividad.
En este Día de la Industria Naval, se destaca no solo el reconocimiento al pasado, sino la urgencia de promover políticas públicas que refuercen el financiamiento, incentiven la construcción naval en astilleros nacionales, impulsen la innovación y aseguren que el país pueda contar con una flota y servicios propios para satisfacer necesidades tanto comerciales como de soberanía. Es un llamado a reafirmar el compromiso con un sector estratégico que, más allá del mar, toca múltiples eslabones de la economía argentina.
